13 de octubre de 2009

Fabian Zitta - Estilo y Modernidad


La moda es un fenómeno de la modernidad y está cargada de una subjetividad burguesa tal que transforma el hecho de vestirse en un gesto de pertenencia a un determinado nivel de status o grupo social.
Conceptos como estos son fácilmente reconocibles en la voz de Fabián Zitta, ferviente admirador de la sociología de la moda, diseñador reconocido internacionalmente y médico anestesista todavía en ejercicio de su profesión (si, aunque usted no lo crea).
Su camino en el mundo de la moda fue lento pero constante; hay que ser más expectante que ansioso y dejar madurar las cosas, suele decir, y en él se nota. Desde su primera colección que presentó en Concordia, su ciudad natal, hasta la pasarela del New York Fashion Week, pasaron más o menos siete años; de los cuales los dos primeros fueron totalmente experimentales.
Reconoce que el 95% de las clientas que atiende de manera personalizada en su local de la calle Quintana están muy pendientes de las tendencias, pero para él eso no es problema, su filosofía es la de no dejarse influenciar y poder cristalizar sus propias ideas logrando un estilo personal. Esto no quita que también se preocupe bastante porque sus usuarias comprendan sus diseños, se relacionen con ellos y puedan establecer un canal de comunicación con su creador. La regla de oro es ser contundente y conciso para que claramente se transmitan las fuentes de inspiración a la hora del desfile, más que nada en esta sociedad cosmopolita de hoy que además de la funcionalidad física, suele otorgarle a la ropa un valor comunicativo importantísimo.
Para Fabián la creatividad es importante pero también la diferenciación, suele decir que lo más importante y lo más difícil de lograr para un diseñador es tener un estilo propio acá o en la China. Desde que el mundo de la moda es mundo, la receta siempre es la misma: hay que tomar una idea de diseño, hacerla propia e intentar transmitir todo lo que creativamente queramos transmitir al transformarla en algo innovador y vendible. La pregunta del millón es cómo se cocina esta receta, según Fabián siendo muy curioso, moviéndose siempre y esperando pacientemente a que llegue la inspiración. “Uno puede sacar una colección en tres horas o en dos meses”.
Está claro que sin estilo no se puede transcender y que no se puede trascender si uno no se sostiene el suficiente tiempo como para armar un estilo propio y reconocible dentro de este mundo voraz e infinitamente cambiante que es el mundo de la moda. Según Zitta hay que ser persistente y perseverante, sobre todo cuando uno llega a esa meseta que para algunos suele ser aburrida, justamente es allí donde tengo que luchar para no traicionarme a mí mismo, ni deslumbrarme con espejitos de colores, luego vendrá el tiempo de cosechar los frutos.”En el mundo de la moda, se premia la coherencia a lo largo de los años”. El secreto para perdurar es reinventarse a uno mismo constantemente, repitiendo algunas cosas y cambiando otras.
La idea es estar mezclado pero no revuelto junto, pero a la vez separado del resto y marcando siempre la propia senda; cualquier duda pregúntenle a Coco Chanel. Fabián piensa que todo buen diseñador resulta de la combinación exacta de sus capacidades innatas y heredadas, y del desarrollo de su propio talento formado y practicado hasta el límite de la obsesión. “Sin obsesión y sin exigencia no se puede llegar a nada”. Escuchando atentamente a Zitta nos damos cuenta que la clave de su éxito está en gran parte generada por la filosofía de vida y de trabajo que maneja día a día: cultiva el buen trato con sus colegas y con la prensa, está abierto a las ideas y propuestas creativas que le puedan aportar profesionales que no pertenezcan solamente al mundo de la moda, no deja de interesarse por la historia, el arte y la sociología, y sabe darle a las cosas la importancia que se merecen; ya que como el mismo dice, te cambia la perspectiva ver morir gente en un quirófano.
Dentro de su rubro se define como moderno y vanguardista, y si bien sus trajes son de alta gama, no dejan de ser ágiles y usables. Su nombre se puede apreciar en la vidriera de un solo local, al que se dedica por entero. Es entendible cuando nos enteramos que todo allí se hace a medida y en estrecho contacto con cada clienta, otro punto en donde pone en práctica su filosofía de trabajo. “El diseñador debe guiar a la clienta no al revés”. Zitta admite sin sonrojarse que cuando se trata de sus clientas decide él y se planta siendo muy estricto, igual que en el quirófano. Si tenés un talle 60, no salís del local con una falda globo, sus prendas se deben lucir y hacer lucir adecuadamente a quien las lleva puestas. En su rubro se ponen en juego susceptibilidades y cuestiones de imagen y de poder muy fuertes, que hay que saber llevar con habilidad casi de psicólogo. Bodas, aniversarios, recepciones, beneficencias y demás galas generan stress y ponen de manifiesto problemas personales, cimbronazos sentimentales, prejuicios y miles de cuestiones que no deben desviar el objetivo de su trabajo: “las novias son fáciles, las madrinas no”. Los plisados, el cuidado en el corte de las telas, el manejo de la silueta, los encimados, y el diseño de accesorios que incluyen tocados y zapatos son su marca registrada. Siempre trabaja con telas importadas de Estados Unidos e Italia y su favorita es la seda natural, aunque también trabaja con organza, satén y gazar de seda. Para diferenciarse del resto de sus colegas procesa las telas a través de plisados o calados realizados a mano sobre la moldería: “mis telas no las tiene nadie”, asegura.
Fabián es muy cuidadoso a la hora de presentar un desfile: “al mostrar una colección uno queda muy expuesto, es como estar sin ropas delante de toda la prensa”. No hay nada peor para un diseñador que un desfile fallido, porque ese traspié rebota no solo en los medios sino también en las clientas: “el desfile tiene que contar una historia cerrada”. Todo debe concordar y estar sincronizado hasta el más mínimo detalle, zapatos, peinado, maquillaje, luces, sonido, escenografía, coreografía, armado de pasadas y por sobre todo la elección de las modelos; es fundamental que sepan caminar, aclara. El cierre del desfile siempre tiene que ser potente y uno debe tener bien en claro que ese no es el final, ya que el desarme del saludo en pasarela también debe ser prolijo y coherente con el concepto que se acabó de mostrar. Este año tuvo el placer de poder mostrar su colección primavera-verano 2010 en el New York Fashion Week y si bien la experiencia lo movilizó mucho, por lo que significó para su marca, también lo deslumbró la organización y la perfección con que estaban manejados los detalles a los que nos referíamos anteriormente: “la iluminación era perfecta, las modelos estaban en todo momento bañadas por la luz, sin proyectar sombra alguna, y con una leve claridad que las acompañaba de frente”.
Fabián Zitta es ameno y muy generoso a la hora de dar consejos, capaz de responder cordialmente durante una hora las consultas de un auditorio lleno de estudiantes ávidos de experiencias reales. Hoy por hoy, dos profesiones comparten sus días, esperemos, como el mismo nos dijo aquella tarde, que al final el diseño le gane el corazón.

Colaboración: Andrea Castro (Docente y Diseñadora)

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Gracias Andrea por el Editorial!

1 comentario:

voga.chic dijo...

Qué interesante!

Me encanta leer este tipo de notas, saber lo que piensa gente con talento y que descubrió cómo usarlo. De todos podemos aprender algo.

Besote Alex!!

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